La transición de las flotas de combustión al vehículo eléctrico

May 19, 20225 minutos

Elena González Teijón

Marketing Manager

Todas las tendencias apuntan a que los vehículos impulsados por energía eléctrica serán el sistema de transporte más demandado en los próximos años. Según la Plataforma de Electromovilidad, se espera que en 2030 circulen 140 millones de vehículos eléctricos e híbridos enchufables.

A medida que sus precios se equiparen a los de motores diésel y gasolina, viviremos una transición hacia la descarbonización del parque automovilístico.

Y las empresas juegan un papel muy importante para reducir las emisiones y alcanzar una movilidad sostenible. Más allá de la necesidad de su involucración para conseguir descarbonizar nuestra economía, contar con una flota de vehículo eléctrico cuenta con numerosas ventajas.

¿Por qué los vehículos de tu flota deberían ser eléctricos?

1. Ahorra combustibles y costes

Es una de las ventajas más evidentes, pero quizá también la que más interesa a gran parte de las compañías. Veamos cuánto es posible ahorrar ante un recorrido anual de 70.000km gracias a un vehículo eléctrico frente a un diésel.

Si estimamos un precio de 1.6€/litro de diésel frente a 0.15€/kWh, y realizamos un consumo medio de 7.2 l/100km frente a 25,7 kWh/100km, el precio de los 100 km es de 11,52€ de diésel y 3,85€ de electricidad.

Por lo tanto, el ahorro del vehículo eléctrico frente al diésel es de 7,67€/100km, lo que supone un ahorro anual de 5.370€ por vehículo. ¿Y cuántos coches tienes en tu flota?

2. Reduce las emisiones de CO2 de tu compañía

Siguiendo el ejemplo anterior, un vehículo diésel emite en promedio 19,0 kg de CO2 cada 100 km. Por lo tanto, sus emisiones anuales serían 13,3 toneladas, lo que transmitido al tamaño completo de la flota supone un enorme impacto medioambiental.

Apostar por el uso de vehículos eléctricos en al menos una parte de la flota, es un paso muy importante en la lucha por mejorar la calidad del aire que respiramos.

3. Benefíciate de ventajas a la hora de circular

Conducir un vehículo eléctrico conlleva tarifas especiales y acceso a cargadores a la hora de aparcar en espacios públicos.

Por otro lado, cada vez son más las ciudades que establecen Zonas de Bajas Emisiones y restringen la circulación en función de la calidad del aire de un determinado momento. Conducir un vehículo eléctrico garantiza la movilidad independientemente de estas condiciones, evitando parar la actividad de la compañía por estas causas.

Además, los vehículos eléctricos pueden acceder a carriles especiales VAO, por lo que los viajes de la flota reducirán tiempos y serán más eficientes.

4. Accede a descuentos fiscales

Comprar un coche eléctrico supone pagar menos impuestos, tanto para el propietario como para el usuario.

A la hora de adquirirlo, el vehículo 0 emisiones está exento del Impuesto de Circulación (calculado en función de emisiones de CO2). Además, el Plan MOVALT entrega ayudas de 500 a 18.000 para adquirirlos. El impuesto de Circulación Municipal o de Vehículos de Tracción Mecánica también se benefician de importantes descuentos.

Si el vehículo es cedido a un empleado, su conductor estará obligado a declararlo como retribución en especie. Al ser eléctrico tendrá derecho a una reducción anual del 30% de su cuantía.

5. Reduce los mantenimientos

Al no contar con un motor de combustión, las revisiones causadas por él (como cambio de filtros, lubricantes, etc.) se eliminan. También tienen menos piezas móviles y no acumulan partículas.

Por lo tanto el tiempo empleado en programar los chequeos y el coste asociado a los mismos, será menor.

6. Incrementa la seguridad

En línea con las ventajas de mantenimiento, un vehículo eléctrico implica mayor seguridad por no contar con riesgos asociados a cilindros, bujías o correas de distribución. Sus frenos también sufren menos desgastes gracias a los sistemas de frenado de regeneración y su menor uso de las pastillas de freno.

Las averías derivadas de estos sistemas, además de ser muy costosas, suponen un alto riesgo para el conductor.

7. Gestión de presupuestos

Ya que los costes de un vehículo eléctrico son mucho más predecibles que los de un vehículo de combustión, es posible elaborar un presupuesto asociado a la flota más preciso y sin el impacto asociado a la volatilidad del precio del petróleo.

¿Y qué nos detiene?

Pese a sus numerosas ventajas, muchos gestores de flota aún no han tomado la decisión de cambiar sus vehículos de combustión por vehículos eléctricos.

Los problemas asociados a la batería suponen uno de los aspectos que retrasan esta transición.

Contar con un sistema de gestión de flotas que nos permita planificar las rutas de forma eficiente en función del tipo de vehículo, hará posible incluir puntos de recarga en la misma. De esta forma, aseguramos que la recarga sea periódica y siempre garanticemos una carga mínima para evitar dañar la batería. Así ahorraremos costes de mantenimiento y alargaremos su vida útil.

Además, el sistema de gestión de flotas nos permite analizar en tiempo real los indicadores clave asociados a la conducción eléctrica. Niveles de batería y el estado de la carga, autonomía de vehículo, tiempo de carga necesario, puntos de recarga más cercanos...

El coste de adquisición inicial también supone una barrera de entrada. Sin embargo, pese a suponer un coste de compra superior, el coste asociado durante los futuros periodos de amortización es inferior. Esto, sumado a sus ventajas fiscales y las ayudas gubernamentales, supone que a la larga sea más rentable adquirir vehículos eléctricos.


El impulso necesario para la transición: el Plan Moves Flotas

El Plan Moves Flotas nace bajo el paraguas del Plan Moves III para incentivar la renovación del parque móvil de las empresas y para promover la instalación de puntos de carga.

Su objetivo es alcanzar en 2023 100.000 puntos de carga, para lo que cuenta con 50 millones de euros.

Para disminuir la brecha de precios entre vehículos de combustión y eléctricos, el Plan ofrece ayudas para comprar vehículos eléctrico que sustituyan a una flota de combustión. También permite financiar la instalación de puntos de carga en el aparcamiento de la empresa, y adquirir sistemas de gestión de flotas para digitalizar su control.

La cuantía financiada dependerá del receptor, el tipo de vehículo adquirido y la entrega de un vehículo de combustión.

Para instalar puntos de recarga o adquirir sistemas de gestión de flotas, se han subvencionado hasta el 40% de sus costes (+10% a medias empresas y +20% a pequeñas).


Y tú, ¿ya te has decidido?

Teniendo en cuenta los numerosos beneficios que tiene convertir una flota de combustión en una flota de vehículo eléctrico, así como el impacto medioambiental de no hacerlo, la pregunta que debe hacerse el gestor de flotas no es si debería hacer la transición o no. La pregunta es cuándo debería hacerla.

-------